Este fin de semana tuvimos la suerte de irnos los cuatro a Edimburgo, y aprovechamos para celebrar allí el cumpleaños de María (happy birthday!). Y ya sabemos que ni Edimburgo es famoso por su gastronomía, ni es fácil encontrar comida que guste a los niños allí –no desayunarán esos cereales blandengues y calientes llamados porridge ni comerán ese plato nacional hecho con el estómago y la sangre llamado haggies, o igual sí, porque uno nunca sabe…-. Siempre hay buena carne (Scott Angus beef) y buenos pollos de granja a mano. Pero si hay algo que distingue al Reino Unido en su gastronomía y que come el 20% de los escoceses el viernes por la noche, eso es fish&chips.
No es difícil encontrar en alguna esquina un puesto más o menos casero y atractivo donde disfrutar –y lo digo en serio- de este plato nacional. El pescado suele ser bacalao –haddock- que puede estar frito en un rebozado de …… o en barritas empanadas, y las patatas fritas son más bien grandonas, aderezadas con sal y vinagre. Todo esto un sobre de papel o en una caja de cartón, en el mediodía de ese precioso pueblo que es St. Andrews, donde nació el golf, nos supo a gloria!!
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